Mucha gente pregunta
si al volar es conveniente quitarse los zapatos, zapatillas o tacones en el
avión para estar más cómodo y hacer descansar los pies, sin embargo, hoy os
daremos unas indicaciones sobre lo malo que puede ser hacerlo.
Algunos pasajeros y cada día más, deciden descalzarse cuando
van a pasar muchas horas en el avión, para que a pesar de sentirse encajonado,
al menos, estar más fresco en las extremidades inferiores en el poco espacio en
el que muchas aerolíneas quieren meternos.
A continuación, te dejamos algunas razones por las que no es
recomendable y puede que sea una mala idea que digas adiós a los calcetines una
vez que te sientas en el avión y abrochas el cinturón durante el despegue:
Tras dejar el equipaje de mano en la parte superior, te
acomodas y te preparas para un largo viaje en el que estar sentado durante
horas, así que decides quitarte los zapatos, para que los pies respiren y al
menos sentirse un poco aliviado de la presión. A pesar de que puede parecer una
buena idea, no es la más conveniente, recomendando llevar si es posible calzado
cómodo y mantenerse con los zapatos puestos.
Pero, ¿es bueno quitarse los zapatos en el avión? ¿por qué no es aconsejable?, en primer lugar porque podría
suponer un riesgo para tu seguridad y también para el bienestar del resto de la
tripulación. Ya no sólo porque si la higiene no es la más correcta o tras un
largo día, el olor de los pies no es a rosas, sino que los zapatos son fundamentales
durante una emergencia en pleno vuelo. Algo poco habitual pero que podría
pasar.
A pesar de que no existe obligación o forma parte de la
información que dan las azafatas antes de volar, si se produce una situación de
emergencia o evacuación, todo tipo de objetos y obstáculos podrían bloquear el
camino hacia la salida (trozos de cristal en el pasillo, metales, maletas e
incluso fuego). Si no tienes los pies protegidos adecuadamente, podría ser un
calvario o más difícil llegar a un lugar seguro, para poder abandonar el avión,
en unos momentos donde cada segundo es crucial en mitad del caos y el resto de
pasajeros puede que entren en pánico.
Si no puedes evitarlo y sientes una imperativa necesidad, al
menos te recomendamos que lleves unas chancletas, pantuflas o algún tipo de calzado
de baño sencillo que no pese mucho y te sirva para no ir descalzo.
Además, el suelo del avión, aunque generalmente suele estar
limpio, a veces puede depararte desagradables sorpresas. La gente pisa con la
suela sucia esa especie de alfombrilla y durante el trayecto no es extraño que
se caigan líquidos, comida y otras tantas cosas que pueden dañar el pie o coger
algún tipo de bacteria u hongo.
Puede sucederte también que pierdas uno y hasta los dos
zapatos mientras duermes en un vuelo de larga duración, ya sea por las
turbulencias, porque empujen tus zapatos hacia filas delanteras o traseras o
que algún niño aburrido haga de las suyas.
Y algo que suele pasar es que, una vez que aterrizas,
intentas volver a ponértelos y no te caben. A muchas personas les ha pasado que
al bajar del avión no les entraba de nuevo por tener hinchado el pie, así que
les tocó salir pisando el talón si no querían dejarlos allí.
Con o sin zapatos, los especialistas sí que recomiendan a
los pasajeros que durante el vuelo se levanten de sus asientos y caminen por
los pasillos del avión por algunos minutos. Esa simple acción te ayudará a
reducir la hinchazón de los pies, evitando ser víctima del llamado "mal de
la clase turista" que puede terminar incluso en una trombosis. Si estás
sentado, mueve los pies y gira los tobillos para mejorar la circulación.
¿Cuál ha sido tu experiencia? Nos encantará recibir tus comentarios o anécdotas más curiosas.
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